jueves, 4 de marzo de 2010

En el Bar

"By the rivers of Babylon, there we sat down and Ye we wept when we remember Zion..."

Sonaba cuando entraron al bar. Cuando se tiene la idea fija de pedir un trago, gríngolas imaginarias  bloquean la periferia. Sólo en foco está nuestro objetivo: El Bar. A pesar de estar concurrido, la barra estaba despejada. Sabiendo de antemano lo que iban a ordenar y habiéndolo saboreado durante el breve trayecto desde la puerta, se dispusieron a pedir. Coca Sour y Black & White Russian. Cayeron las gríngolas, se abrió el ángulo de visión y demasiada información necesitaba ser procesada. Comenzaron por ver lo que tenían más cercano. Lás múltiples botellas de licor, de diversos colores, de más de un centenar de países. Notaron que estaban organizadas por continentes. Europa es el continente más alcoholico. Bajaron la vista para supervisar la preparación de sus respectivos tragos. El buen bebedor sabe que debe inspeccionar que le sirvan un buen licor y en este caso específico, es vital tener cuidado con los ingredientes.

Coca Sour:
Maceración de hojas de coca en Pisco Quebranta, clara de huevo, jarabe de goma, jugo de limón, hielo picado, batir bien en coctelera, servir en vaso corto con dos gotas de amargo de angostura.

Black & White Russian:
Más Vodka que Khalúa servido en vaso corto con hielos pequeños. Una vez servido, agregar un toque de Ponche Crema, Baileys o Amarula.

Una vez los tragos en la mano y al tiempo del primer sorbo, sus miradas surcaron el local y se posaron en dos chicas que no estaban juntas pero las unía el hecho de ser hermosas, sexys y desinhibidas.
Entre ellos no cruzó palabra. Ambos absortos en pensamientos. Lo que sea que se piensa cuando uno observa una chica desde la barra y con un trago en la mano. Súbitamente tomaron conciencia de la música. Comenzaba la presentación en vivo de una banda de Rock. Abrieron con un tema de intro misterioso que se transformó en noche de luna llena. El trago y la canción se acabaron al mismo tiempo. Recordaron que habían entrado por una razón. Pagaron. Dieron una última mirada a las chicas. Ambas respondieron. Volverían a ese bar, pero esta noche no se podían quedar. Tenían un compromiso que cumplir y la gente los estaba esperando.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Primer Día - La llegada -

Ante los viajantes se abrieron las Grandes Puertas dejando colar aromas de carne asada y vino. Al penetrarlas escucharon las sórdidas voces de una Gomorra que, ignorante de su futuro, vive cada día con su noche como si fuera el último.
Tomados de la mano incurrieron en la osadía de recorrer la calle principal. Caravanas y bestias, todas apiñadas, intentando abrirse paso entre los transeúntes que caminan con milenaria resaca. Vendedores ambulantes vociferan y acosan a quienquiera que pase. El olor a comidas cocidas sin ninguna norma de higiene ni reparo en combinación de sabores torna nauseabunda la respiración.

Hemos recorrido tan sólo un par de cuadras pero se siente como una temporada en el infierno.

Levanto la cabeza, la giro a la izquierda, diviso un cartel luminoso que dice Bar.

¡Vamos por un Cocktail de Bienvenida que permita ponerse a tono con la locura!